Pipi llega a Mangaporhombro


En una pequeña ciudad sueca, vivía una niña que se llamaba Pippi Calzaslargas. Tenía nueve años  y no tenía padre ni madre.
La madre murió cuando Pippi era muy pequeña y su padre era un capitán de barco y un día navegando cayó al agua y desapareció. Pippi estaba completamente segura de que algún día volvería.
Pippi vivía en una casa con jardín que le había comprado su padre. En esa casa, no estaba sola, vivía con el señor Nelson y con el señor Tom. El señor Nelson era un monito que se lo regaló su  padre y Tom era un caballo que se compró para ella sola. Con una moneda de oro que le había  dado su padre.
Al lado de su casa, había otra casa. Allí vivían un padre, una madre y dos hijos muy guapos,  un niño y una niña. El niño se llamaba Tommy y la niña Annika, eran educados y obedientes.
Tommy y Annika, siempre habían deseado tener un compañero de juegos. Y pensaban:
     — ¡Lástima que nadie viva en esa casa! ¡Ojalá vinieran unos padres con sus niños!
Una tarde de verano, Pippi se encontró con Tommy y Annika cuando abrió la puerta de su casa. Su aspecto era el siguiente: cabello del color de las zanahorias recogido en dos trenzas tiesas  como palos. La nariz tenía la forma de una patata pequeña y estaba llena de pecas. Su boca era  grande y tenía unos dientes blancos y sanos. Su vestido era único porque se lo había hecho ella. Además llevaba unas medias largas de color negro y castaño, y unos zapatos muchos más grandes que sus pies.  
A Tommy y Annika les sorprendió ver un mono sentado en el hombro de Pipi. Era pequeño y tenía una cola muy larga. Llevaba unos pantalones azules y una chaqueta amarilla.
Pippi se puso a andar hacia atrás. Tommy curioso preguntó:
     — ¿Por qué andas de espaldas?
     — ¿No puedo andar como quiera? - preguntó Pippi.
Entonces Pippi les explicó que una vez mientras viajaba había visto personas que andaban así.
     — ¡Eso no es verdad! - gritó Tommy.
Pippi se quedó pensativa y contestó:
     — Tienes razón. - dijo tristemente -: he mentido.
     — Mentir es feo - dijo Annika.
Finalmente, Pippi propuso a sus nuevos amigos ir a desayunar a su casa y ellos aceptaron.
Llegaron a casa de Pippi. En el jardín encontraron el caballo, que estaba comiendo.
     — ¿Por que tienes un caballo en el jardín? - preguntó Tommy.
     — Porque en la cocina molestaría y en la sala no le gusta - contestó Pippi.
Una vez dentro de casa, Tommy y Annika preguntaron:
     — ¿Vives sola?
     —  Ya veis que no, el señor Nelson y el caballo viven conmigo - contestó Pipi.
     — ¿No están aquí tus padres? - preguntó Tommy.
     — No - contestó Pippi feliz.
     — ¿Y quien te dice cuando irte a la cama y todas esas cosas? - preguntó Tommy.
     — Pues yo misma - le contestó Pippi. La primera vez me lo digo amablemente; si no me hago caso me lo vuelvo a repetir. 
Tommy y Annika se quedaron sorprendidos. No lo entendían. 
Llegaron a la cocina y Pippi les propuso hacer tortas. Sacó tres huevos y los lanzó al aire. Uno se le  cayó en la cabeza y los otros dos en la taza, donde debían estar. 
Pippi iba sacando cuidadosamente los trocitos de cáscara que habían quedado en la taza y mientras contaba una historia sus amigos. 
Luego, de la pared descolgó un cepillo de baño y batió los huevos. Todas las paredes quedaron salpicadas. 
Finalmente, echó los huevos en una sartén. Y cuando la torta se doró por un lado, la lanzó al aire, dando una voltereta y volvió a caer en la sartén. 
Cuando estuvo terminada, la lanzó a un plato que estaba sobre la mesa. 

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